Sunday, October 08, 2006

Dios los hace...

Copio aquí la columna México SA, de Carlos Fernández-Vega, publicada en La Jornada del lunes 9 de octubre, para los interesados en conocer más sobre el viaje de Felipe Calderón a tierras chilenas y, más que nada, sobre sus poco recomendables aliados.

¿Qué fue lo primero que hizo Vicente Fox al viajar al extranjero, ya como presidente electo? Ofrecer el sector energético mexicano al capital foráneo. ¿Qué hace Felipe Calderón en igual circunstancia? Lo mismo.
En su periplo por nueve naciones latinoamericanas en cinco días, el Felipillo siguió la ruta del actual inquilino de Los Pinos, con la única diferencia de que en primerísima instancia Fox ofreció la energía mexicana al capital estadunidense, lo que no quiere decir que el de la “continuidad” no lo haga. Hay que guardar las apariencias.
Ya los sinónimos vergonzantes de privatización afloraron en la gira y el discurso del minipresidente electo: “coinversión”, “alianza estratégica”, “asociación tecnológica”, “modernización del sector”, “inversión complementaria a la estatal” y demás palabrejas que sólo intentan disimular el real propósito de vender las joyas de la corona.
Y como Fox, a Calderón no se le ocurrió mejor forma de “modernizar” el sector energético mexicano que ofrecerlo, entre otras, a la oligarquía chilena, adoradora de la dictadura pinochetista (a la que mucha raja sacó), una camarilla que, muy al estilo mexicano, hoy dice ser “demócrata” aunque pertenezca a la ultraderecha cavernícola plenamente identificada (“existen muchas similitudes con el PAN”, según Hernán Larraín, senador y presidente de la Unión Demócrata Independiente, UDI, adorador de la dictadura) con el Partido Acción Nacional.
Muy al estilo mexicano, pues, el gerente Calderón se reunió con la crema y nata del empresariado chileno (Chile SA), agrupado en la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), una suerte de Consejo Coordinador Empresarial (y de eso Calderón sabe mucho) presidida por Bruno Philippi, pinochetista activo y convencido de “la obra” del golpista, que en tiempos de la dictadura ocupó, entre otros puestos, la secretaría ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía, justo el negocio ofrecido por el michoacano.
También al estilo mexicano, Chile es uno de los países con mayor concentración del ingreso en el planeta: el 20 por ciento más rico acapara el 63 por ciento; el 20 por ciento más pobre el 3 por ciento. En la última década, los ricos aumentaron su ingreso 62 por ciento; los pobres uno. Por eso el modelo chileno siempre provoca azucarados comentarios de la oligarquía mexicana.
Las cabezas visibles de la Sosofa regalaron un par de espuelas de plata a Calderón, las mismas que obsequiaron a Vicente Fox en las visitas que hiciera a la nación sudamericana. A cambio, el agradecido Felipillo les dijo: señores, el sector energético mexicano está a sus órdenes, aunque la Constitución lo impida.
Siempre congruente y con el objetivo de demostrar públicamente que “rebasaré a mis detractores por la izquierda”, Calderón se reunió con la cúpula empresarial pinochetista para ofrecerle el petróleo mexicano. Entre otros, asistieron Roberto Angelini (Grupo Angelini), Juan Claro, (Embotelladora Andina, ex presidente de Sosofa), Ricardo Claro (Grupo Claro), Octavio Colmenares (Autopistas del Aconcagua e ITATA), Carlos Hurtado (Molymet), Ramón Jara Araya (Sonami), Andrónico Luksic (Grupo Luksic); Eliodoro Matte, (Grupo CMPC), Andrés Navarro (Sonda), Sebastián Piñera (Grupo Piñera), Luis Schmidt (SNA) y Leonidas Vial (Larraín Vial Corredores de Bolsa).
Todos tienen algo que ver en eso de la desigual distribución del ingreso en Chile, Sociedad Anónima, pero sobresalen los tres multimillonarios Forbes: Matte, Angelini y Luksic, con 4 mil millones de dólares cada uno, algo así como el 10 por ciento del PIB chileno concentrado en esta tercia (Carlos Slim tiene el 5 por ciento del PIB mexicano, pero él solito).
Además, Sebastián Piñera (dueño de la aerolínea LAN Chile, Chilevisión y muchos otros negocios), el ex candidato presidencial de la ultraderecha en las recientes elecciones en las que Michelle Bachelet resultó triunfadora. Su hermano de este personaje, José, fue ministro de Trabajo de Pinochet y entre otras gracias promovió la reforma al sistema de pensiones chileno, copiada puntualmente por el gobierno zedillista. Los Piñera fueron de los principales beneficiarios de las privatizaciones pinochetistas.
Roberto Angelini es el heredero de Anacleto Angelini Fabri, “Don Cleto”, fundador de la Compañía de Petróleos de Chile, Copec, por medio de la cual expandió su imperio a los sectores energético, forestal, financiero, inmobiliario y pesquero, entre otros.
Andrónico Luksic participa en la banca, industria, ferrocarriles, minería, aguas y telecomunicaciones chilenas, aunque tiene sus negocitos en Argentina (electricidad, alimentos y cerveza, entre otros). A su vez, Eliodoro Matte se dedica a las “inversiones”, a las empresas forestales, a la industria del papel, las finanzas, la energía (hidroeléctricas), puertos y minería, con empresas en Argentina, Perú y Uruguay.
Esos son, en rápido resumen, los potenciales “inversionistas” garantizados por Felipillo. Total, entre México S.A. y Chile S. A. sólo hay coincidencias.

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