Monday, October 09, 2006

¿A que vas a EU?

La pregunta, claro, no va dirigida a esos miles de compatriotas latinoamericanos –sobre todo de México y Centroamérica– que andan a salto de mata buscando la forma de colarse detrás del muro de Bush, no para alcanzar el “sueño americano”, como reza la propaganda gringófila, sino simplemente para sobrevivir ellos y sus familias, en una muy costosa reivindicación histórica de lo que los yanquis han arrebatado a nuestras tierras en el curso de los siglos. A ellos, sólo admiración por su valentía y un voto por que el cruce les sea benigno, o que al menos no dejen allá la vida como tantos cientos antes.
No, aquí me refiero a los que podemos todavía darnos el lujo de viajar al extranjero, sobre todo ante la proximidad de las vacaciones decembrinas. Da grima pasar por las embajadas gringas y ver las enormes colas de personas ansiosas de ir a gastar su dinero en los casinos, tiendas y centros de diversión de la tierra del dólar. Claro, uno sabe que mucha de esa gente sueña con el día en que la bandera de las barras y estrellas ondee sobre todo el continente, utopía que por supuesto nunca verá realizada porque al Tío Sam hace mucho que dejaron de interesarle las tierras del sur; ahora le basta con que las administren gobiernos clientes en beneficio de sus trasnacionales y que mantengan a raya a los pobladores levantiscos.
Pero también hay otros que con ilusión han ahorrado para llevar a los niños a Disneylandia, que han aspirado toda su vida a conocer Nueva York o San Francisco, o el cañón del Colorado, o las cataratas del Niágara desde el lado sur, o que gustan de hacer sus compras en Houston o San Diego, o tirarse a contemplar rubias en Florida o Hawai, qué se yo. Personas que no simpatizan con Bush ni con quienes le rinden culto de este lado del Bravo, pero que tampoco ven nada de malo en viajar al norte.
Si tú eres de esas personas, para ti van estas preguntas. ¿Sabes que en los aeropuertos de aquel país te van a someter a ti y a tu familia a humillantes revisiones, como las que no se realizan en ninguna otra parte del mundo, en esa búsqueda paranoica de terroristas? ¿Que te harán esperar mucho tiempo y tal vez te obliguen a regresar al mostrador de tu aerolínea a documentar algún fluido inocuo sólo porque alguien inventó el cuento de las “bombas líquidas” para justificar sus afanes represivos? ¿Sabes que a JK Rowling, la admirada autora británica de Harry Potter, por poco la obligan a mandar al compartimiento de carga el preciado manuscrito del séptimo y último libro de su saga? ¿Que a muchos músicos les impiden llevar sus costosísimos instrumentos a bordo, por lo cual tienen que optar por viajar en barco o tren o de plano cancelar presentaciones?
Peor aún, ¿sabes que el gobierno del país al que tienes pensado dirigirte está a punto de tender un muro de mil 700 kilómetros de largo que empujará a la ola incontenible de emigrantes indocumentados –compatriotas tuyos– hacia las rutas más peligrosas, donde perderán la vida todavía más hombres, mujeres y niños? ¿Que aquellos que pese a todo logren cruzar caerán probablemente en manos de patrones inescrupulosos que con el pretexto de que son “ilegales” les pagarán mucho menos de lo que sus esfuerzos merecen, y aun así estarán contribuyendo a la riqueza del país que tanto los humilla y maltrata? ¿Que muchos serán objeto de la extorsión de policías corruptos, o perseguidos por grupos fascistoides como los minutemen? ¿Que el gobierno de esa nación es causante directo o indirecto de millones de muertes cada año en el planeta, ya sea con sus guerras preventivas, sus bombardeos indiscriminados a poblaciones civiles, sus políticas económicas depredadoras o su financimiento y asesoría a grupos represivos oficiales o paramilitares de países pobres? ¿Que mantiene cárceles clandestinas en Guantánamo –territorio cubano retenido contra todo derecho– y en otros lugares, donde comete toda clase de violaciones a los derechos humanos de supuestos “combatientes enemigos ilegales”, y que acaba de aprobar una ley en la que “legaliza” la tortura contra cualquier extranjero sospechoso de “terrorismo”?
Sí, ya sé, me dirás que una cosa es el gobierno y otra el pueblo estadunidense. Ha sido un argumento recurrente, pero en estos tiempos apenas si expresa más que un buen deseo. Cierto, existen millones de ciudadanos del país del norte que tienen posturas progresistas y repudian los actos de su gobierno, pero las encuestas y, sobre todo, los resultados electorales muestran a las claras que están en creciente desventaja frente a ese gran conglomerado de estadunidenses que hoy día rechazan la “invasión café” proveniente del sur, que creen en el “índice apocalíptico” y se tragan las pamplinas de Washington sobre la “amenaza terrorista”. Así que no te extrañe que si vas al norte no falten gringos que te miren con cara de que vas a robarles sus empleos o a lo mejor hasta traes un cinturón con explosivos para volarte en pedazos junto con ellos.
Hablemos de alternativas. ¿Qué buscas en Estados Unidos? ¿Ciudades cosmopolitas, refinadas, con una amplia oferta en cultura, espectáculos y diversiones? ¿Has ido a Buenos Aires, conoces Río de Janeiro, Sao Paulo, La Habana? ¿Paisajes espectaculares? ¿Qué tal Iguazú, el Salto del Ángel, la Cordillera de los Andes, el lago Titicaca, la Meseta boliviana, la Amazonia, el Orinoco, la Isla del Diablo en la Guyana francesa, la Patagonia, la zona insular de Chile con el golfo de Aysén, la selva del Pacífico en Costa Rica, la Selva Negra y Granada, en Nicaragua, el cañón del Sumidero, la Barranca del Cobre, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl en México…? ¿Ciudades históricas? Manito, mijito, che, cipote, roto, América Latina entera es historia en piedra, escoge lo que quieras, desde la antigüedad precolombina hasta las gestas libertarias recientes, muchas de las cuales se siguen librando hoy día. ¿Playas de arenas suaves, sol quemante y galanes y minas de ensueño? Escoge entre Río, Cartagena, Guayaquil, Viña del Mar, Maracaibo, Varadero, Huatulco, Cancún… Vaya, hasta si no puedes vivir sin lo mejor de la cultura estadunidense tienes para escoger de este lado del Bravo: excelente jazz en México, Santiago de Chile o Buenos Aires, rock y pop por todos lados, en fin… Y de compras ni te preocupes, adonde quiera que vayas volverás con las maletas cargadas de regalos, en una variedad que no conseguirías en ningún lado, y a una fracción del precio que pagarías en los yunáits.
Así que, pensándolo bien, más que convocarte a un boicot, te estoy ofreciendo la aventura de tu vida, más la oportunidad de reconocerte en nuestra patria común americana. ¡Buen camino, y no dejes de contarme cómo te fue!

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