Wednesday, October 11, 2006

Periodista José Carrasco: veinte años de impunidad

Con este texto completó Alberto Morales su reportaje sobre Chile. ¿Cuándo llegará la justicia en ese país, en nuestros países?

El pasado ocho de septiembre se han cumplido 20 años del asesinato del periodista chileno José Carrasco Tapia. El colega fue secuestrado de su casa en pijama por agentes de la Central Nacional de Inteligencia horas después de que el dictador sufriera un atentado del que salió ileso. Junto a él, el Régimen seleccionó a otros tres destacados de sus opositores. Los acribillaron a balazos. A Pepe Carrasco le descerrajaron 13 tiros en la cabeza, junto a la tapia de un cementerio. Su mujer, Silvia Vera, recuerda que “vivían a diario con la amenaza de que cualquier día lo matarían y bromeábamos con eso”. Macabras conversaciones a la hora de cenar para sobrevivir al clima de miedo que la represión militar infundió en el pueblo chileno. A Pepe lo mataron por ser periodista y por escribir contra los abusos de los golpistas en la década de los ochenta. Silvia rememora que “siempre se puso del lado de los débiles y en la revista que dirigía al final, Análisis, se publicaban artículos incómodos para la Junta Militar”. Sin embargo, en la entrevista que mantengo con la mujer del periodista asesinado no encuentro más que dolor y ningún sentimiento de odio o venganza. A su primer marido “lo desaparecieron” y en su busca se topó con Carrasco. Juntos recorrieron las cárceles buscándole y poco a poco al paso del tiempo se enamoraron. “Cuando se llevaron a mi primer esposo, yo acababa de tener un hijo, tenía diez sólo diez días. Así es que mi niño le mataron dos padres”, resume Silvia, que trabaja frente a la Moneda, en el Ministerio de Asuntos Exteriores. En este caso, como en tantos otros, lo peor es que los criminales, confesos algunos, gozan de la más insultante impunidad. Uno de ellos, Jorge Vargas Bories, ha confesado en otra causa que mantiene abierta que disparó a Pepe Carrasco, con el fin de acogerse a una reducción de pena caso de ser condenado. Asesino y confeso y en su casa. Incluso se permitió la ignominia de presentarse en un programa de la televisión pública y aparecer para apoyar a una de sus hijas en un reality. Su niña, cosas del destino, estudia ahora la misma carrera de quien mató su padre. El colegio de periodistas mantiene la causa “viva” y el abogado que lleva el caso Nelson Caucoto dice que “el proceso por el homicidio de Pepe Carrasco está cerrado en su investigación y ahora falta que los abogados de los procesados y acusados contesten los cargos imputados”. Silvia Vera no ha perdido la fe en sus semejantes pese a tanta desgracia como le ha tocado vivir. Sigue confiando en la bondad de las gentes, “que por fortuna he tenido a mi lado y que es otro descubrimiento emparejado al sufrimiento, el de la solidaridad y el cariño con el que me ido encontrando a lo largo de estos 20 años. Como cuando los compañeros de Pepe testimoniaron el día que reconocí su cadáver. El silencio de los micrófonos, solo roto por los clic de las máquinas fotográficas, fue el mejor de todos los homenajes en los que he sentido la grandeza humana”.

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